Eh, ¿dónde estás?
Te miro y sólo veo un cristal
que cruza por en medio de los dos,
tan largo y tan profundo como el mar.
Eh, ¿dónde estás?
Ahora me imagino oír tu voz
que dice entre teclas menos mal
que sigue la maldita conexión.
Hay un lugar para los dos,
al otro lado de la pantalla te espero yo.
Eh, ¿dónde estás?
Como un desconocido en un bar
accedo en un minuto a tu interior
y arranco una sonrisa digital.
Eh, ¿dónde estás?
Quisiera verte un día junto al sol,
cambiando tu sonrisa virtual
por un latido de tu corazón.
Hay un lugar para los dos,
al otro lado de la pantalla te espero yo.
Hay un lugar para los dos,
al otro lado de la pantalla te espero yo.
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