Tú eres Raquel, que de noche me persigue, tú eres Raquel, que te emborrachas y ya no vives, la que me espera, la que me acecha, la que quisiera darme en la frente con un tacón, con un tacón. Tú eres Raquel, la pesá que no me olvida. Mira, Raquel, que te mando pa la China. Siempre me esperas, siempre me sueñas, y te ven de noche con doscientos ventidós. Ya estás aquí, aquí, para pedirme. Ya estás aquí, aquí, para robarme. Ya estás aquí, aquí, para decirme que tengo cara de camaleón. Mira, Raquel, no me agotes la paciencia, mira, Raquel, que con tus piernas hago una trenza. Y ya no me esperes, y nunca olvides que me llamaste aquella noche camaleón. Ya estás aquí otra vez para mirarme. Ya estás aquí otra vez para insultarme. Ya estás aquí, aquí, para decirme dragón, tostón, bufón, melón.