Ganaste un estátus. No recibías reclamos al dejar rojas esas orejas negras. Y ninguno de los cuatro dio un paso en el pasillo, Al escuchar tu imponente voz. E imponente no parecías, Pero el respeto se notaba. Cuántas cosas viviste antes que yo. Que ganaste tras una lucha que tus hermanos no pudieron dar.