Dejad que los conguitos se acerquen a mí 
siempre ha sido su frase favorita. 
Aurelio el misionero les hace feliz 
con sus frascos de agua bendita. 
No le hacen mucho caso en el sermón, 
la fe llegará algún día, de sopetón. 

Mientras tanto Aurelio no cesa de insistir 
en lo mucho que la Biblia significa. 

Tu, ven hasta Aurelio el misionero, 
te hará ver la luz. 
Tu, ven hasta Aurelio el misionero, 
hay algo después del ataúd. 

El éxito de Aurelio no está en su condición 
de Católico, Apostólico y Romano; 
convierte al tercer mundo a su religión 
asombrándole con sus juegos de manos. 

A los panes y los peces puede multiplicar; 
doble fondo en su sotana, no se va a notar. 

Salva al tercer mundo de la perdición 
que supone no creer en los Milagros. 

Tu, ven hasta Aurelio el misionero, 
te hará ver la luz. 
Tu, ven hasta Aurelio el misionero, 
hay algo después del ataúd.
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