Del encuentro tan brutal Relampaguea el acero El puñal en su brillar Hundiéndose certero Tajos profundos Sin lamento y en silencio Sigue el duelo Frente a frente Hasta la muerte Mal heridos ya los dos Sin aflojar un paso El acero ensangrentao Y en cada rostro un tajo Se siente un grito de dolor Y un guapo deja de pelear Un pecho abierto Hundido hasta el puñal