María Fernanda Mejía Y Gabriela Febres, amigas Jamás me apasionaron las películas (en donde el chacho muere) Por eso me lloré cada segundo (de la pasión de Cristo) La vida me enseñó lo que se gana (y quién roba al que no tiene) Por eso es muy difícil que me quiten lo que por leyes mío De tanto naufragar, un día llegué a tu orilla Con el alma maltrecha de tan largo viaje Sin norte, sin luceros y sin equipaje Y una cajita llena de mil fantasías Curaste un millón de heridas en muy poco tiempo Moldeaste el resto de mi vida como el alfarero Desde entonces vivimos un mundo real, sin besos virtuales Sin chat ni WhatsApp, sin redes sociales Un mundo real, como predicó Cristo Para enviarte un mensaje, te compro un helado de mil en la esquina Un manguito tommy o seis ciruelitas Y llego a tus brazos, cayendo la tarde, a las seis de la tarde Aida Mercedes, ya voy llegando mi amor Migue Villazón y Ángela Hay gente que estudia toda una vida para salvar vidas Y cómo estudiaron sin vocación, se mueren frustradas Tu en cambio con paciencia y con amor, salvaste la mía A punta de coraje y decisión, curaste mi alma Tú eres mi otra mitad, eres mi complemento Por ti la oscuridad se me convierte en día Soporte espiritual, la verdad del cuento A ti te trajo Dios para salvar mi vida Curaste un millón de heridas en muy poco tiempo Moldeaste el resto de mi vida como el alfarero Desde entonces vivimos un mundo real, sin besos virtuales Sin chat ni WhatsApp, sin redes sociales Un mundo real, como predicó Cristo Para enviarte un mensaje, te compro un helado de mil en la esquina Un manguito tommy o seis ciruelitas Y llego a tus brazos, cayendo la tarde, a las seis de la tarde