Desde el infinito al firmamento, desde Cromagnon a Gibraltar, desde que las monjas usan velo, te quiero besar. Desde que la luna estaba en celo, desde que Platón empezó a hablar, desde que mi vida está en veremos, te quiero besar. Y después me dormí y te vi descalza, esperando el manantial o a ese pibe que va a misa por las dudas. Desde que las rosas sangran solas, desde que en la fuente del dolor siempre bailan solas las palomas, yo te quiero amar. Desde cualquier lado a cualquier parte, desde mi balcón a tu jardín, desde que las brujas son gitanas, te quiero besar. Y después, qué sé yo… Bailaré por mi pieza, agradeciéndole a Dios. Él es quién pone cordura en mi cabeza…