Lucía: Estoy otra vez parada aquí, frente al espejo esperando por ti,
Ensayando lo que siempre te he querido decir y nunca pude,
Si tú supieras que no sabes nada de mí,
Si te hubiera importado algo aparte de ti,
Si alguna vez amor bajaras de tu nube,
Verías que yo no soy ni quiero ser perfecta,
Que me atrae una aventura, una noche de locura,
No me siento una cualquiera, pero no me veas de piedra,
Quiero ser como yo soy, no como quieres que sea. . .
Lucía: No soy una santa, no, yo también soy de carne y hueso,
¿O es que nunca te fijaste en eso?,
¿Es que acaso tú creías que no tengo fantasías,
Que no sueño y siento igual que tú?
No quiero ser una santa, no, no,
Yo también soy de carne y hueso,
Ser mujer no me quita el derecho,
Bájate del pedestal, presta atención a mi vida,
Que mientras más alto estás, será peor la caída. . .
Lucía: Las doce y aún no estás aquí,
Presiento que esta noche el hilo se va a partir,
Ya no soporto más vivir a tu medida,
Me ahoga este disfraz de ingenua y aburrida,
Yo también tengo deseos de probar sabores nuevos,
Se acabó ya la vergüenza, yo lo digo, otras lo piensan,
Hoy volveré a estar en paz conmigo y con mi conciencia. . .
Lucía: No soy una santa, no, yo también soy de carne y hueso,
¿O es que nunca te fijaste en eso?,
¿Es que acaso tú creías que no tengo fantasías,
Que no sueño y siento igual que tú?
No quiero ser una santa, no, no,
Yo también soy de carne y hueso,
Ser mujer no me quita el derecho,
Bájate del pedestal, y no te sientas tan seguro,
Que mientras más alto está, el suelo es mucho más duro. . .
Joaquín: Hola, que tal? ya estoy aquí,
Prepárame la cena, quiero ir a dormir,
Y ahora qué te pasa que me miras así sin decir nada?
Lucía: Pensaba algunas cosas que ya no pueden ser,
Hay algo esta noche que tú debes saber. . .
Que estoy hace dos horas esperando por ti. . . y te extrañaba.