Te espero anhelante, fumando en silencio. Por los mil caminos de mis nervios tensos regresa tu nombre. Y mientras te aguardo, tu imagen observo, en la nube opaca del humo disperso en el tibio ambiente. Mas no hallo consuelo al ver cómo el humo te riza tu pelo; te nubla los ojos. Me siento tan lejos de dulces caricias, de cálidos besos, de citas de libros, de flores, de versos. Yo sé que me engaño; yo sé que me miento; porque en cada golpe de mi sangre siento que crece tu olvido. Es una quimera nomás tu regreso; porque en mi alma no vive el recuerdo de dulces caricias. Mas no hallo consuelo al ver cómo el humo te riza tu pelo; te nubla los ojos. Me siento tan lejos de dulces caricias, de cálidos besos, de citas de libros, de flores, de versos.